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La república

Historia de la furia

Sergio Markarián se va y seguimos hundidos. 

Publicado: 2013-10-13

La eliminatoria ha terminado. No tenemos rumbo fijo. Estamos perdidos, hundidos en un pozo de fracasos, sin brújula y sin mapa. ¿Qué sentirán chilenos, colombianos y argentinos ver a su selección ir a mundial? ¿Vieron cómo celebraron los ecuatorianos ese triunfo frente Uruguay? ¿Vieron cómo retumbaba ese estadio de alegría? A veces pesa ser un peruano.

Estamos perdidos. El mundial terminó para nosotros muy temprano. Vimos a la selección por momentos funcionar, tener una idea de juego, pero no logramos ser el equipo de partidos completos, de ideas que necesitan furia y fortaleza. 

¿Por qué somos ese país? ¿Por qué no podemos concretar triunfos que necesitan frialdad y mesura en los momentos más difíciles?

Lo vimos el viernes contra Argentina en Buenos Aires. Logramos ponernos adelante, pero en las dos jugadas siguientes nos voltearon el partido. ¿Dónde está eso que nos haría un equipo grande? ¿Qué es eso que necesita un jugador de fútbol para no derrumbarse ante el temblor? ¿Por qué otros equipos del mundo sí lo tienen y el Perú no?

Este invierno en Perú ha sido quizá el más triste. No minimizo el frío de agosto que se sintió en los ochentas por el terrorismo y en los noventas por la dictadura, pero este año 2013 debió ser para el Perú el inicio de una ruta rumbo al desarrollo, de la felicidad social, del desfogue de esa furia que nos tiene encerrados en un miedo que está en las calles y en la casa: la explosión que el fútbol esconde.

Se va Sergio Markarián y el futuro solo se torna oscuro.

Todo siempre puede ser peor.

Siempre. 






Escrito por

Jonathan Diez

Periodista


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